Las razones por las cuales Ruanda y Libia necesitan libertad de expresión y regulación de los medios

Jerry Timmins describe un nuevo reportaje sobre los medios de dos sociedades en período de postconflicto y alega que países como Gran Bretaña deberían hacer más para apoyarles.

No se está haciendo lo suficiente para apoyar la creación de medios independientes en los países en desarrollo. El gobierno del Reino Unido, en particular, no está considerando suficientemente el rol de los medios en desarrollo y necesita reflexionar cuidadosamente sobre el ejemplo que da tras el Informe Leveson.  Desafortunadamente, los medios simplemente no son una prioridad en la agenda de desarrollo del Reino Unido. No figura en el plan de cinco años del Departamento para el Desarrollo Internacional (DFID, por sus siglas en inglés). A pesar de un fuerte deseo por ver mejorías en la buena gestión pública de los países receptores y el rol central que juegan los medios en el Reino Unido en mantener políticos honestos y examinar en detalle el impacto de políticas gubernamentales, la política de los medios y el rol de éstos en una democracia en desarrollo notablemente obtienen poca atención por parte de los expertos en desarrollo del Reino Unido. Donde sí figuran los medios, lo hacen como una herramienta de mensajería sobre otras prioridades como la reducción de la pobreza, salud y educación.

Esto es extraño. Así es como los dictadores utilizan los medios, no como una herramienta fundamental para ayudar al público en general a responsabilizar a los políticos y escudriñar los grandes negocios, sino como una manera de decirle a la gente lo que se espera de ellos y lo que deben hacer. Aunque países donantes, incluido el Reino Unido, enfatizan la necesidad de buenas gestiones públicas y gastan mucho tiempo en discusiones sobre cómo combatir la corrupción y mejorar la transparencia dentro de los departamentos gubernamentales del país receptor, los medios parecieran destacarse en una posición muy baja de la agenda cuando tienen lugar tales discusiones importantes. Nuevamente, esto es extraño cuando se mira a los propios países donantes y cómo operan en casa.

Consideremos los temas que se encuentran en las primeras posiciones de la agenda política y social en el Reino Unido durante los últimos dos años.  Los medios sacaron a la luz pública el escándalo de los Miembros del Parlamento, a través del Daily Telegraph. La intervención ilegal de teléfonos no estaba en la agenda para una investigación policial hasta que el periódico The Guardian implacablemente siguió la historia. Incluso la crisis bancaria no fue señalada por el Canciller de la Hacienda Pública en el parlamento sino por la BBC, que descubrió que un gran banco se encontraba en graves dificultades financieras. De manera que todo el mundo en el Reino Unido acepta que un medio independiente, que opera principalmente a una distancia prudente del gobierno,  juega un rol esencial en una democracia que funciona. Sin embargo, cuando se trata de hablar sobre desarrollo con otros países, el rol de los medios se reduce a «hacer que llegue el mensaje».

Por supuesto que no es cierto que los países donantes sólo gasten dinero en hacer llegar el mensaje. También gastan inmensas sumas de dinero en entrenar periodistas. No obstante, mucho de este entrenamiento es una pérdida de dinero. No porque la calidad del entrenamiento sea exigua o porque haya algo de malo con los alumnos; la razón es que, si no haces nada para cambiar el ambiente en el que los alumnos trabajan, entonces éstos no son capaces de poner en práctica lo que aprenden. Si los periodistas regresan al trabajo y encuentran al editor conversando por teléfono con el ministro de información antes de cada reunión editorial, difícilmente van a sentirse motivados a tomar riesgos o a hacer algo de manera diferente. A fin de mejorar el ambiente de trabajo para los periodistas, se requiere que el gobierno adopte una política progresiva respecto de los medios y revise cualquier ley o reglamento que obstruya un buen periodismo.  Sin embargo, participar con los gobiernos para redefinir el panorama de los medios y hacer este tipo de cosas se enmarca con frecuencia en la casilla de «muy difícil». El entrenamiento, por otra parte, usualmente atrae financiamiento porque es fácil de medir, relativamente fácil de organizar y puede incluso llevarse a cabo sin necesidad de conversaciones comprometedoras con funcionarios del gobierno.

La más reciente emisión del informe Free Speech, Free Press, Free Societies (Libertad de Expresión, Prensa Libre, Sociedades Libres), publicado por el Instituto Legatum, detalla las iniciativas emprendidas por las autoridades de Libia y Ruanda para cambiar el panorama de los medios e introducir cambios que pudieran mejorar significativamente el ambiente en el que trabajan los periodistas. A pesar de que los propios gobiernos están demostrando la disposición para abordar estos temas difíciles, el único país extranjero donante en tomar cartas en el asunto y ofrecer ayuda financiera ha sido el gobierno holandés. El informe se adentra a detallar la naturaleza de las discusiones y el deseo expresado por aquellos en los medios y en el gobierno de explorar una nueva consideración que vaya más allá del control central anticuado ejercido por ambos países en el pasado. En Ruanda, representa una reconsideración potencialmente radical por parte del gobierno actual, el cual ha hecho bastante para reconstruir el país a raíz del abominable genocidio de 1994.  El gobierno expresa que unos medios más independientes y responsables podrían ayudar a que el país tenga un nuevo rol como eje digital en África Oriental, promoviendo más crecimiento económico, el cual ya es impresionante, y ayudando a fortalecer una juventud que está cada vez más educada. En Libia, representa una visión ampliamente sostenida de que un gobierno post Gadaffi debería permitir las mismas libertades que le fueron negadas a los libios por tanto tiempo por parte de un régimen que no toleraba ningún tipo de oposición. En un país donde muchos han recibido educación universitaria y los grupos civiles se expanden rápidamente, unos medios independientes dan nuevas e ilimitadas oportunidades para la participación política y social.

Cuando los gobiernos extranjeros comienzan a reconocer el potencial que puede fluir de medios más independientes y empiezan a explorar nuevas formas de abordar las regulaciones y leyes de los medios, es el momento para que los gobiernos donantes saquen la reforma de los medios fuera de la casilla «muy difícil». Lo que se requiere es participación. La participación en formas nuevas, menos formales y más imaginativas para apoyar nuevos modos de pensar a medida que éstos surjan. Esta vez no se trata de una nueva inversión. Lo que se requiere es el deseo de facilitar debates sobre formas de pensar informales, extraoficiales y libres sobre lo que puede ser posible en países donde las autoridades ya han dicho que quieren cambios, pero con demasiada frecuencia se encuentran a la defensiva debido a lo político de los «eventos» o porque sienten que sus críticos en países más desarrollados siempre buscan representarlos de la peor manera cuando en realidad ambos países se encuentran en mejor posición que hace 15 años.

No se trata de que los periódicos se abstengan de hacer artículos críticos sobre cualquiera de los dos países. Es simplemente un asunto de apoyar buenas ideas cuando emerjan. No será posible lograr un marco regulatorio perfecto en ninguno de los dos países en un solo salto. Existen asuntos de seguridad reales que requieren equilibrarse en cualquier solución.  No obstante, sí existe el chance de tener mejoras graduales genuinas; entonces esto debe promoverse y apoyarse. No se trata solo de dar apoyo en la base y empujar a los medios hacia el tope de la agenda de desarrollo. Se trata también de dar un ejemplo en casa. Importa lo que sucede dentro del Reino Unido porque, una vez más, los países dirigen su mirada hacia el Reino Unido como un ejemplo de cómo se mantiene y regula un medio independiente. Por tanto, el resultado final que surge del Informe Leveson tendrá una influencia importante más allá de las fronteras del Reino Unido. Sería ciertamente raro si, justo en el momento en que otros países consideran introducir auto regulaciones y flexibilizar las restricciones legales que han entorpecido un buen periodismo, el Reino Unido decidiera introducir algún tipo de respaldo legal para la regulación de la prensa, por primera vez en 300 años. Cualquiera que sugiera que lo que pasa en el Reino Unido no tiene un impacto directo sobre la forma cómo otros países del Medio Oriente y África se comportan necesita viajar más. Un apresuramiento para introducir nuevas leyes para supervisar a la prensa en el Reino Unido tendrá, sin duda, un impacto negativo mucho más allá de estas fronteras.

Deberíamos ser cuidadosos también sobre una de las suposiciones contenidas en el Informe Leveson. Una de las tendencias de opinión que se extiende a lo largo del mismo sugiere que los periodistas que trabajan para la prensa escrita necesitan un tratamiento especial. Esta es una idea que se ha cuestionado en detalle en otros países que han pensado en eliminar las regulaciones.  En un mundo en el que es muy difícil establecer la diferencia entre un periodista o un bloguero en Internet o alguien que escribe en Facebook, ¿por qué debería tener el periodista más protección que cualquier otro ciudadano que escribe? Sin duda el interés público se sirve potencialmente de ambos y, ¿merecen ambos protección?

El Informe Leveson corre el riesgo de cambiar el foco de todo el mundo hacia los periodistas que escriben para la prensa escrita en un momento en que ésta se encoje e Internet crece en influencia y relevancia. Esto, por supuesto, no sugiere que Internet deba ser censurada. El punto es que la libertad de expresión debe defenderse dondequiera que ocurra y todo debe operar dentro del marco legal. Debe aplicarse la ley contra cualquiera que incite claramente a la violencia o al odio o contra cualquiera que robe o acose a otra persona. Pero los comentarios, ideas y opiniones deben defenderse vigorosamente dondequiera que ocurran. Los tiempos cambian y también las normas sociales, de manera que es natural que las regulaciones a los medios y a los asuntos relativos a la ética de la prensa sean un asunto en proceso de debate en todos los países. Sin embargo, debemos estar conscientes de que el mundo está observando el debate actual en el Reino Unido y, particularmente en un momento en que otros países consideran flexibilizar la carga de la legislación y las regulaciones sobre los medios, el Reino Unido necesita considerar con mucho cuidado sobre las implicaciones que tendría endurecerlas.

Jerry Timmins es el Director-Gerente de GMT Media.

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Debate sobre la Libertad de Expresión es un proyecto de investigación del Programa Dahrendorf de Estudios para la Libertad en el St Antony's College de la Universidad de Oxford. www.freespeechdebate.ox.ac.uk

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