Publicaciones Académicas de Acceso Abierto: ¿van por el modelo dorado?

El mundo de la publicación académica se encuentra en una encrucijada, en la que las instituciones públicas exigen el libre acceso a las investigaciones financiadas con fondos públicos. Dominic Burbidge explora las dificultades que se atraviesan en el camino.

La libertad de acceder a los hallazgos de las investigaciones en Internet está generalmente restringidas por el sistema Paywall, el cual requiere que los usuarios compren subscripciones o paguen por artículos individuales. Los editores justifican esta barrera al citar el costo de edición, revisión y publicación de las entregas. Sin embargo, muchos académicos creen que las revistas más importantes están haciendo uso de su reputación como lecturas obligadas para disciplinas o industrias particulares a fin de cobrar montos exorbitantes. Los precios han aumentado también por el paquete de publicaciones periódicas, a las que deben suscribirse las bibliotecas universitarias en un solo bloque. Tan costosa es esta traba que un memorándum dirigido a 2.100 empleados del cuerpo docente y de investigación de la Universidad de Harvard indicaba que el plan era «insostenible fiscalmente» y los animaba a presentar más bien sus investigaciones a las revistas gratuitas de acceso abierto.

En el 2011, el gobierno del Reino Unido estableció un equipo de trabajo para discutir soluciones para la investigación de libre acceso. En el Reino Unido, ha habido una agitación particular por el cambio, dado que la investigación —especialmente en las ciencias—está financiada con frecuencia con fondos públicos y sin embargo no está disponible para el público. El informe del 2012 del equipo de trabajo recomendó forzar a las revistas a abrirse. Después de todo, ¿de qué manera podrían financiarse las publicaciones si no es a través de su número de lectores?

Existen dos opciones para garantizar el acceso abierto a la investigación: irse por el modelo de acceso ecológico o por el modelo de acceso dorado. El acceso ecológico es cuando los investigadores depositan sus ensayos y artículos en bases de datos de Internet que generalmente están manejadas por bibliotecas universitarias que ofrecen acceso gratuito al público. Aunque este es un servicio rápido y tranparente, no cubre los costos de edición o los artículos de revisión de pares. Por tanto, abre el acceso sólo a artículos de investigación que son trabajos en progreso o que se han publicado previamente en revistas de revisión de pares y luego se han retenido antes de ser liberados a los depositarios.

El informe del grupo de trabajo del Reino Unido promovió más bien el modelo de acceso dorado, donde las revistas existentes hacen que el material publicado públicamente esté disponible a través del libre acceso en Internet. ¿Quién corre con los gastos del proceso editorial? El acceso dorado requiere que los autores que desean que sus artículos se revisen paguen un costo a la revista. David Willets, Ministro de Educación Universitaria y Ciencia del Reino Unido, apoyó la propuesta, alegando que la eliminación de los paywalls le «permitiría a los académicos y empresas desarrollar y comercializar sus investigaciones de manera más fácil y publicar una nueva era de descubrimientos académicos».

El problema de hacer el cambio hacia el modelo de acceso dorado es que beneficia la investigación financiada con recursos públicos en las ciencias a expensas de otras disciplinas de la academia. Aunque el costo de hacer entregas a las revistas pudiera incorporarse dentro de un presupuesto inicial del proyecto para la mayoría de las investigaciones científicas, no existe un procedimiento claro para investigaciones auto financiados o financiadas parcialmente en aéreas como las artes, humanidades y las ciencias sociales.

Otro escenario preocupante con el modelo de acceso dorado serían las revistas que cobran precios exorbitantes a los investigadores para que presenten sus artículos para la revisión de pares, lo que significa que sólo el trabajo de investigadores e instituciones bien financiadas serían tomadas en serio en los niveles más altos. Como comentó Paul Ayris, director de servicios bibliotecarios de University College London, se les exigirá a los departamentos de la Universidad que paguen « cualquiera que sea el monto que decidan cargar los editores claves». De acuerdo con la propuesta del modelo de acceso dorado, el derecho a leer se ganará a expensas de las revistas que ya no reciben las entregas de universidades e investigadores con menos recursos.

En apoyo al cambio hacia el libre acceso, deberían tomarse en cuenta otras opciones que no creen dependencia gubernamental o de financistas externos. Los gobiernos deberían evitar que las compañías editoriales agruparan monopolísticamente sus acuerdos de suscripción. Dividir los grupos de suscripción promovería la competencia otra vez en el mundo editorial y recompensaría a aquellas revistas que utilicen Internet para reducir sus costos y obtengan más audiencias no académicas. Uno de los pioneros más importante en el uso de Internet ha sido eLife, una revista creada por el Welcome Trust y otros seguidores para «mirar más allá del status quo» en términos de cómo se comunica la investigación científica. eLife surgió a partir de la propia comunidad académica y proporciona libre y completo acceso, junto con experticia de alto nivel. Este tipo de modelo sería más factible para poner en marcha la tendencia del libre acceso si a los editores que ya existen no se les permitiera un control tan anti-competitivo de la industria.

Las revistas académicas juegan un papel tan importante para el éxito de la sociedad que cualesquiera cambios deben considerarse cuidadosamente. Aunque existen beneficios claros para hacer que las revistas sean de libre acceso, los cambios propuestos que apoya el gobierno del Reino Unido beneficiarían solo a la comunidad científica. Esto refleja la tendencia del gobierno a apoyar la educación superior solo en tanto y cuanto provea resultados directos y materiales que beneficien una agenda política. Desde los tiempos de Sócrates, la investigación académica ha abierto espacios para puntos de vista discrepantes, independientemente de la riqueza o el estatus. Efectivamente, las revistas académicas sólo comenzaron en el siglo XVII, cuando se publicaron las actas de la Royal Society en la forma de una revista, a partir de una firme convicción de que la investigación sólo podía progresar a través del intercambio abierto de ideas. La libertad de hacerle una entrega a una revista sin pagar por el privilegio es central en esta creencia. Pero, quizás, esto es sólo historia y no una disciplina que valga la pena apoyar.

Dominic Burbidge es editor asociado de Libertad de Expresión a Debate. Actualmente, estudia un doctorado sobre la política de Kenia y Tanzania en Oriel College, Oxford, y escribe un blog sobre asuntos africanos.

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Comentarios (3)

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    One more brief comment. I note that Academic publishers are pushing up the costs of ‘must have’ books again; it is startling to see the sudden surge in prices on Amazon for example. However it is sure they are killing the Goose: I sometimes wonder if they are cynical enough to just be cashing in while they still can, knowing the leaner open-access times are coming?

  3. What can one say!? «What if you had no access…» Thankfully at one time I lived in London and was able, at last, to join The British Library. Sickness kept me out of Academia and at one time I could not get access to one of my OWN papers. Imagine how that feels.

  4. Good example is this http://rspb.royalsocietypublishing.org/content/280/1757/20122722.abstract which my local college doesn’t have. $30 bucks is a bit much.

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Debate sobre la Libertad de Expresión es un proyecto de investigación del Programa Dahrendorf de Estudios para la Libertad en el St Antony's College de la Universidad de Oxford. www.freespeechdebate.ox.ac.uk

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