Las revistas académicas de “acceso abierto” dan acceso gratuito a artículos y facilitan la diseminación de conocimiento y de referencias. Sin embargo, la transición es lenta, escribe Cristobal Cobo.
En junio de 2012 la UNESCO celebró el Congreso Mundial de Recursos Educativos Abiertos. Uno de los oradores invitados fue Lawrence Lessig, de Harvard, -co-fundador de Creative Commons. Explicó que las élites del conocimiento debían de garantizar el acceso abierto a los contenidos para aquellos sectores de la población que no tienen condiciones de pagar. Enfatizó que el trabajo académico conlleva la responsabilidad de garantizar el acceso al trabajo que uno realiza. Lessig también explicó la importancia de adoptar nuevas formas de acceso en las que se retiren los controles innecesarios que son automáticamente añadidos en el actual sistema de publicación. Añadió que, aunque cree en los derechos de autor (‘Estoy en contra de abolir los derechos de autor… Creo que son esenciales’) y no cree en la dicotomía de trabajo ‘abierto’ y ‘cerrado’, él considera importante reconocer la importancia de modelos de publicación más flexibles.
El movimiento ‘acceso abierto’ en la literatura académica ofrece posibilidades apremiantes para estimular el trabajo científico al a) proveer acceso a la investigación; b) acelerar la comunicación escolar y el diálogo científico entre académicos; y c) ofrecer mayor visibilidad e impacto.
Hoy en día, las técnicas bibliográficas cada vez son más usadas como parte fundamental de una serie de evaluaciones. Sin embargo, la tendencia actual es evaluar a las instituciones por la visibilidad de sus productos y no por su reputación de largo plazo o por sus recursos. En décadas pasadas hubo una serie de estudios de citación en áreas como las ciencias naturales, sociales y las humanidades. Los resultados de dichos análisis han sido ampliamente utilizados, principalmente en evaluaciones científicas para la promoción de carrera de los académicos.
Los índices de citas ofrecen un nuevo modelo de análisis para la popularidad y el impacto de artículos específicos, autores y publicaciones. La introducción del Journal Citation Reports (JCR) de Thomson Reuters dio un gran impulso a la ‘bibliometría’. La investigación científica de indicadores también ha sido instrumental para el desarrollo de la medición y análisis de la ciencia desde los años 70.
Existen algunas bases de datos de revistas académicas que ofrecen índices de citación entre las publicaciones y los mecanismos que establecen cuáles documentos son citados por otros. Difieren ampliamente en el costo para el usuario. Scopus y el JCR son indicadores que limitan sus registros a revistas consideradas por los expertos como académicamente significativas para determinada disciplina. Ambos son financiados a través de las suscripciones y, por lo tanto, generalmente están restringidas a bibliotecas. Algunos índices gratuitos son CiteBase, CiteSeerX, Google Scholar y Microsoft Academic Search.
Los índices de JCR son utilizados como la fuente de información más común en los estudios de cita reportados en la literatura. Han contribuido significativamente a la aplicación de un enfoque de análisis de cita en varios estudios y en la evaluación científica, pero también han sido criticados, especialmente cuando determinan decisiones sobre la progresión de la carrera profesional.
JCR está considerada como una de las más grandes y más influyentes bases de datos de referencias académicas. Contiene 46 millones de registros de 11,261 revistas de alto impacto, incluyendo 1,400 revistas de acceso abierto. Como Zhao afirma, es ampliamente sabido que los índices de JCR son las principales fuentes de información para la evaluación científica de citas, llevando a los académicos a publicar en las revistas que se encuentran en dichos indicadores. Scopus también es considerada como una base de datos grande, con 46 millones de registros (Delasalle, 2012) de 18,500 revistas revisadas por pares, de las cuales 1,800 son de acceso abierto. Cabe señalar que entre estas dos bases de datos se registran solamente alrededor de 10% de las revistas de acceso abierto.
De acuerdo con el Directorio de Revistas de Libre Acceso (DOAJ, por sus siglas en inglés), -lista oficial de las revistas académicas de acceso abierto editadas por el método de revisión por pares-, el volumen de revistas de alta calidad está creciendo rápidamente, así como el número de autores que quieren publicar en dichas revistas.
DOAJ representa una gran oportunidad para las ‘revisas híbridas de acceso abierto’ en las que solamente algunos de los artículos requieren pagamiento y el resto son abiertas. Revistas de acceso abierto ‘dorado’ y ‘verde’ también sugieren nuevos modelos de financiamiento, de acuerdo con Houghton & Oppenheim. Los autores pueden utilizar el RoMEO, financiado por el Comité Conjunto para Sistemas de Información (JISC, por sus siglas en inglés), que consiste en una base de datos sobre políticas editoriales, con una sencilla guía para la publicación de artículos disponibles de forma gratuita a través del sistema de auto-archivo.
Los índices de citación de JCR sugieren una correlación directa entre el número de veces que un artículo es descargado y el número de veces que es citado. La relación puede ser más compleja: un estudio señala que existe una relación circular, con las descargas afectando las citas y las citas, a su vez, afectando las descargas (Moed, 2005). Otros estudios interesantes sobre la relación entre las citas y las descargas pueden ser encontrados en Citebase, un servicio de búsqueda que crea índices de los artículos de libre acceso en ArXiv.
Otra línea de investigación señala que el acceso abierto a los artículos científicos incrementa el número de citas, los artículos académicos de acceso libre son citados más rápidamente que los artículos publicados en revistas de acceso no-abierto. Estudios indican que estas publicaciones benefician a la ciencia al acelerar la absorción de los resultados académicos y al maximizar el impacto del trabajo científico, como explican (Eysenbach, 2006; Piwowar, 2010; Wagner 2010; Borgman 2011, Norris, Oppenheim, y Rowland, 2008). Sin embargo, sería injusto no decir que otros autores han mostrado escepticismo respecto a la frecuencia con que las publicaciones de libre acceso son citadas.
Un excelente ejemplo de un repositorio de libre acceso a contenidos académicos es la Red de Investigación de Ciencias Sociales (SSRN, por sus siglas en inglés), que estimula la distribución temprana de resultados y contenidos de investigación descargables de forma gratuita. SSRN ha registrado 56 millones de descargas hasta la fecha, con un promedio de 1 millón por mes. La biblioteca electrónica de la SSRN ha clasificado 7.7 millones de referencias y 5.2 millones de citas.
El lento movimiento de las revistas de acceso abierto y la baja participación de las universidades en repositorios internacionales indican que no es suficiente promover los beneficios de los nuevos formatos de comunicación académica. Si publicaciones íntegras de libre acceso fuesen utilizadas como fuentes para estudios científicos de evaluación de citas, entonces los académicos estarían más dispuestos a publicar en revistas de libre acceso.
Finalmente, es necesario que haya publicaciones de libre acceso y nuevos formatos de publicación para los sistemas de evaluación de las progresiones de carrera académica. Esto podría contribuir no solamente a las propias evaluaciones, sino también para promover la cultura de libre acceso y formas más eficientes de diseminación del conocimiento. Como en muchos otros momentos de la historia, los mecanismos y tecnologías necesarios para promover el cambio ya están disponibles, pero las restricciones culturales e institucionales hacen de la transición un proceso lento.
Cristobal Cobo es investigador del Instituto de Internet de Oxford. Trabaja en el proyecto K-Network, que se enfoca en crear una red para compartir y diseminar el conocimiento para promover el intercambio de buenas prácticas y la implementación de estrategias para construir una Sociedad de Información y Conocimiento del Siglo 21.