El uso de la retórica de la libertad de prensa para hacer fracasar a la libertad de expresión

Martin Moore, director de Media Standards Trust, alega que la prensa británica le ha negado al público británico un debate apropiado sobre la regulación de la prensa.

Rara vez pasa mucho tiempo antes de que, en los argumentos sobre la libertad de expresión, alguien se refiera a John Milton o a John Stuart Mill. La mayoría de nosotros recordamos una particular defensa sólida de la libertad de expresión realizada en Areopagatica de Milton y On Liberty de Mill. Cualquier intento por censurar, suprimir o restringir la libertad de expresión, argumentan Milton y Mill, le niega a la gente el acceso a la verdad.

La verdad y la falsedad deberían combatir, escribió Milton, en un encuentro libre y abierto. Solo en dichas circunstancias podrá triunfar la verdad.

Silenciar una opinión, escribió Mill, le roba la verdad a la gente o —si la opinión es incorrecta— la despoja de «la percepción más clara y de la impresión más vívida de la verdad que se produce por su colisión con el error».

En el apasionado, y con frecuencia irascible, debate sobre la regulación de la prensa en Gran Bretaña, se ha utilizado ampliamente la retórica de la libertad. Casi no pasó ni un día en octubre del 2013 en el que un periódico nacional no haya publicado un informe, editorial o artículo de fondo sobre la importancia de nuestra prensa libre. Esta libertad, argumentaban la mayoría de tales piezas, fue puesta en riesgo por el sistema de regulaciones propuestas en la Carta Real (Royal Charter) multilateral acordada el 30 de octubre del 2013.

Con todo, sería difícil encontrar un debate en los tiempos modernos que haya sido menos libre que aquel sobre la regulación de la prensa. Lejos de ser el «encuentro libre y abierto» de Milton entre puntos de vistas distintos, el debate en la prensa ha sido virtualmente monopolizado por aquellos que tienen una sola perspectiva. El público tiene, para utilizar los términos de Milton, «la percepción más clara y vívida de la verdad», ya que se les ha presentado, con notables excepciones, sólo un punto de vista.

Al público no se le han dado los hechos, los argumentos o la diversidad de perspectivas a partir de los cuales tomar su decisión sobre la regulación de la prensa.

Sobre los hechos, al público se le ha negado incluso el material básico a partir del cual tomar una decisión. Durante el Informe Leveson, por ejemplo, la prensa simplemente no informó sobre los potenciales sistemas alternativos de regulación de la prensa. Aunque se presentaron numerosas propuestas para nuevos sistemas, incluida «Unos Medios Libres y Responsables», de Media Standards Trust, no se informó sobre casi ninguna de ellas.  Esto sucedió a pesar del hecho de que Leveson basó muchas de sus recomendaciones finales en tales propuestas. En cambio, hubo 56 artículos sobre el propio plan de la prensa. (Refiérase a nuestro “Analysis: Press Coverage of Leveson, Part 1′/ “Análisis: Cobertura de la prensa de Leveson, Parte 1)

Cuando se trató del propio informe, el reporte inexacto de la principal recomendación de Leveson fue, como dijo el editor Harold Evans en la conferencia Hugh Cudlipp, «pasmoso». David Yelland, ex editor de The Sun, expresó en su conferencia inaugural del Aniversario de Leveson que existía una línea compartida entre los periódicos sobre lo que dijo Leveson y que « realmente no era cierta». Leveson escribió: «A pesar de lo que se diga sobre estas recomendaciones por parte de aquellos que se oponen a ellas, esto no es y no puede ser caracterizado como normativas legales de la prensa». Sin embargo, así fue como fueron caracterizadas.

Según afirman muchos periódicos, el sistema Leveson podría permitir la censura del estado. Esto a pesar del hecho de que Leveson fue categórico, a lo largo de estas recomendaciones, con que el estado no tendría ningún rol en el sistema más allá de su instauración y que ningún regulador debía tener el poder para detener a nadie que publique algo.

Las recomendaciones de Leveson podrían permitir la interferencia del gobierno, expresaron otros periódicos. A pesar de ello, Leveson recomendó lo opuesto; tanto así que expresó que el Reino Unido necesitaba una ley para evitar la interferencia gubernamental. Ni siquiera se hizo referencia a esta recomendación en el Daily Mail, the Mail on Sunday, The Sun, The Times, The Sunday Times o el Daily Express. Sólo se hizo referencia a ella una vez en la mayoría de los periódicos cuando el informe fue publicado.

Luego hubo la cobertura, o la ausencia de ella, del proceso que siguió a la publicación del informe. En enero y febrero del 2013, el Primer Ministro David Cameron y otros dos ministros, Oliver Letwin y María Miller, sostuvieron más de 30 reuniones con ejecutivos senior y editores de la prensa. Usted no podría tener conocimiento de esto porque ninguna de estas reuniones fue informada. En febrero, nosotros, Media Standards Trust, le escribimos a Lord (Guy) Black —una de las figuras claves que escribiría la respuesta de la industria a Leveson y quien asistió a por lo menos once de estas reuniones— solicitando que se hicieran públicas. Él se reusó. Sólo ahora conocemos sobre dichas reuniones debido a las listas oficiales de reuniones de ministros publicadas en el otoño (reuniones de Oliver Letwin; enero-marzo 2013; reuniones de María Miller; enero-marzo 2013; reuniones de David Cameron: enero-marzo 2013). Aún así, siguen sin informarse en la prensa.

Por el contrario, los periódicos escogieron fijar una única reunión que se celebró la noche del domingo 17 de marzo y a la que fueron invitados representantes del grupo de campaña de las víctimas —y el autor de este artículo— para que vieran la Carta multilateral acordada antes de que pasara al parlamento el 18 de marzo. En esta reunión, afirman los periódicos, una carta real fue armada a la ligera mientras comían pizza. Excepto que no fue así. Lo que sucedió en esta reunión, y el contexto para ella, lo escribió en detalle Oliver Letwin para un selecto comité del parlamento (Evidencia Oral, 16 de bril 2013). No obstante, la historia de Letwin ha sido ignorada porque contradice el relato de la prensa.

Por ende, una vez acordada la carta real multilateral el 18 de marzo, un miembro del público podría pensar, con base en lo que ha leído en la mayoría de los periódicos, que Leveson había creado un nuevo sistema en su cabeza, que este nuevo sistema permitiría la censura del estado y la interferencia gubernamental y que la carta real acordada para implementar el sistema había sido improvisada por los activistas de las víctimas en medio de la noche en la oficina de Ed Miliband. Nada de esto es cierto.

Los miembros del público han sido mal servidos por buena parte de su prensa cuando se trata de argumentos y diversidad de opinión.  No ha habido una «coalición de opiniones adversas» como se requiere según Mill. En el período previo a la publicación del Informe Leveson, había 28 columnas de artículos sobre la regulación de la prensa en los periódicos nacionales. Veintitrés eran totalmente negativos; tres presentaban comentarios negativos y positivos; dos eran neutrales; y ni uno solo era enteramente positivo. Desde la publicación del informe, las editoriales y los artículos de opinión se han mantenido consistentemente negativos.

Lo que resulta admirable es que a lo largo de este período, a pesar de la cobertura consistentemente negativa de la prensa, la opinión pública se haya mantenido obstinadamente estable. El público quiere regulaciones de la prensa más firmes. Están a favor de un sistema similar al propuesto por Leveson. Se sienten cómodos con un sistema regulatorio apuntalado por la ley. En otras palabras, la mayoría del público no está de acuerdo con la prensa (vea esta lista de encuestas desde mayo del 2012). Empero, sus lectores no están representados en los periódicos.

En vez de representar los puntos de vista de su público, gran parte de la prensa ha escogido utilizar la retórica de la prensa libre para callar las voces que disienten. Irónicamente, Leveson predijo la respuesta de la prensa a su propio informe. Enterrado en el Volumen Tres, entre una revisión detallada de la Ley de Protección de Datos (Data Protection Act), Leveson expone el modus operandi de ciertos periódicos cuando se les pone bajo presión para reformar. Primero, existe una «resistencia a la regulación independiente de la ley y estándares». Luego, la prensa presenta «un enfoque antagónico, agresivo y personal hacia sus críticos». En seguida se involucra en un «lobby político tras bastidores en su propio interés». Finalmente, hace uso de la «implementación, a través de un megáfono muy ruidoso, de la retórica de la libertad de prensa para sofocar la crítica racional y el debate sobre dónde yace el interés público» (Volumen 3, pág. 1, 107).

La retórica de la libertad de prensa ha sido, y continúa siendo, utilizada por sectores de la prensa como forma de evitar un «encuentro libre y abierto» entre la verdad y la falsedad en el debate sobre la regulación de la prensa. El público británico, tristemente, ha sido el perdedor.

Martin Moore es director de Media Standards Trust, una fundación legalmente constituida que busca promover altos estándares de las noticias a favor del público.

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Debate sobre la Libertad de Expresión es un proyecto de investigación del Programa Dahrendorf de Estudios para la Libertad en el St Antony's College de la Universidad de Oxford. www.freespeechdebate.ox.ac.uk

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