El 23 de julio de 2011, dos trenes de alta velocidad en la línea férrea de Yongtaiwen se estrellaron cerca de la ciudad oriental costera de Wenzhou matando a 40 personas e hiriendo a 191. Una semana más tarde, todos los rastros del accidente de tren habían desaparecido de los periódicos y programas de televisión, escribe Amy Qin.

El caso
El 23 de julio de 2011, dos trenes de alta velocidad en la línea férrea de Yongtaiwen se estrellaron cerca de la ciudad oriental costera de Wenzhou. Los dos trenes se descarrilaron y cuadro vagones cayeron del viaducto, matando a 40 personas e hiriendo a 191. Las noticias iniciales del accidente fueron reportadas por los pasajeros en el tren a través de un servicio popular de microblogging, Weibo, al menos 40 minutos antes del primer reporte oficial de la Agencia de Noticias Xinhua.
El accidente fue un revés serio al plan de China de crear la red de alta velocidad más larga del mundo, que hace tiempo había sido anunciada como un símbolo del progreso tecnológico e industrial de la nación. Como tal los medios de comunicación recibieron instrucciones del gobierno de reportar historias positivas y de evitar cuestionar al ministerio de ferrocarriles y al gobierno. Pero mientras que los oficiales del gobierno torpemente dirigían los esfuerzos de recuperación, la mayoría de los medios Chinos, incluyendo aquellos de propiedad estatal, rechazaron las ordenes oficiales y se unieron a un coro creciente de bloggers Chinos y microbloggers criticando el manejo del accidente por parte del gobierno.
Incluso el periódico nacionalista Global Times escribió, “Hoy en día, casi todos los eventos públicos plantean serias preguntas, pero de cara a estos, las autoridades a menudo reaccionan a regañadientes y de forma ambigua. Esa actitud causa más daños a la imagen del gobierno que los accidentes en si mismos.” El cubrimiento del accidente por los medios de comunicación se intensificó a lo largo de la semana, marcado por reportajes detallados de la visita del Premier Wen Jiabao al lugar del desastre el 29 de julio. Esto llevo a que Qian Gang, antiguo editor en jefe del Southern Weekend de China declarara el 29 de julio como “un día de apertura sin precedentes para los medios de China continental”.
Sin embargo para la mañana siguiente, el 30 de julio, todos los rastros del accidente de tren habían desaparecido de los periódicos y de los programas de televisión. Las discusiones en línea y las búsquedas del término “julio 23 accidente de trenes” habían sido censuradas. La noche anterior habían llegado instrucciones estrictas de los oficiales de propaganda, ordenando a los medios Chinos cesar inmediatamente los reportajes sobre el accidente de trenes.
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This article particularly captivated my attention as I am myself writing a piece concerning this train crash. I agree that censoring may silence resentment but that does not mean that it is nonexistent. On the contrary it only generates more dissatisfaction and may even cause people to lose confidence in their government.
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An opinion: the game of censorship has shifted in China.
The powers that be know they cannot fully suppress information they dislike. Instead, they seek to set the agenda. (For instance using the 五毛党 who are paid to post party-line comments, or the old fallback of editorials.)
It simply isn’t true that all traces of the accident disappeared on the Chinese language internet within the mainland. It’s just more inconvenient to find – which is the point.
Suppression of free speech comes in varied and hidden forms, self-censorship at the top. It mustn’t be simplified as an iron fist when its fingers are in many pies.