En el caso hito del New York Times v. Sullivan, en 1964, la Corte Suprema de Estados Unidos decidió que la crítica a oficiales públicos debe ser protegida, incluso si algunas de las aseveraciones son inexactas. Jeff Howard explica el caso.
El caso
El 29 de marzo de 1960, apareció en el New York Times un llamado para recoger fondos en nombre del Reverendo Martin Luther King, Jr., y sus compañeros activistas de derechos civiles. Esta carta describía varios altercados que King y sus colegas tuvieron con la policía en Montgomery, Alabama. Sin embargo, varios de los detalles que aparecían en la descripción eran falsos. Aunque la carta indicaba que King había sido arrestado siete veces por la policía, él de hecho sólo había sido arrestado cuatro veces. La carta también afirmaba que la policía de Montgomery respondió a una sesión de canto dirigida por estudiantes de “My Country, ‘Tis of Thee”, rodeando a los manifestantes pacíficos “con camiones llenos de policías armados con escopetas y gas lacrimógeno”. La carta insistía que otros estudiantes que estaban protestando fueron arrinconados en el comedor de su universidad, la puerta fue “cerrada con candado en un intento por someterlos haciéndolos morir de hambre.” Ninguna de estas afirmaciones era verdad.
L. B. Sullivan, el comisionado de seguridad pública de Montgomery, argumentó que la publicidad constituía un caso de difamación ilegal – publicó falsedades sobre una persona que daña su reputación. Aunque el nombre de Sullivan no fue mencionado en el llamado del New York Times, él argumentó que su estatus como líder de la policía de Montgomery significaba que la carta estaba, por implicación, difamándolo a él. Aunque una corte de Alabama le otorgó a Sullivan $500,000, la Corte Suprema de Estados Unidos unánimemente revocó la decisión el 9 de marzo de 1964, considerando que el estatus de Sullivan como oficial público había activado un estándar de prueba más alto que aquel que tendría si fuera un ciudadano privado. Se debe permitir que el debate sobre políticas públicas sea “desinhibido, robusto y abierto”. Específicamente, la Corte argumentó que cualquiera que fuera encontrado culpable de cometer difamación de un oficial público debía ser culpable de “malicia” – de escoger mentir y hacer daño a sabiendas – y los partidarios de King no lo eran. La decisión fortificó la libertad de prensa en los Estados Unidos, haciendo que sea extremadamente difícil para los oficiales del gobierno castigar a ciudadanos por hacer incluso alegaciones falsas sobre ellos.