¿Qué quiso decir Buda cuando hablo de “expresión correcta”?

Matthew Walton examina el significado Budista de la expresión correcta – y la búsqueda interior en mensajes Budistas publicados en internet.

Hay que destacar  que “expresión correcta” aparece como una categoría positiva, describiendo las formas en que se debería hablar. Sin embargo está definido negativamente, como cuatro tipos de expresiones que se deben evitar. Entonces, el Buda nos invita a impedir ciertos tipos de expresiones, pero evitar no es suficiente por sí mismo, porque también tenemos que cultivar la expresión sana. Pero si la guía clásica sólo nos dice qué evitar, ¿qué podemos decir sobre lo que debe ser el contenido de la “expresión correcta”?  Leslie Green nos ha indicado otros fragmentos en los que el Buda es más o menos explícito sobre este contenido y quiero llevar la discusión un paso adelante preguntando: ¿podemos (y debemos) separar la noción de “expresión correcta” del contexto moral más amplio del Budismo y aun así tener una categoría significativa? El proyecto de Green es un intento por removerlo de su contexto, de secularizarlo de alguna manera. Yo quiero sugerir que hay un valor adicional en examinarlo dentro del contexto, especialmente para entender los impactos de la expresión incorrecta (y los beneficios concurrentes de la expresión correcta) y para revelar algunas de las limitaciones de usar la “expresión correcta” como el fundamento de los tipos de normas de expresión que Les quiere desarrollar.

Para empezar, vale la pena describir un poco más este más amplio contexto moral Budista, lo que podríamos llamar una versión más holística, dentro de la cual la expresión correcta es solo una de varias prácticas importantes. El Buda le enseñó a sus seguidores a cultivar la orientación correcta en ocho áreas diferentes, llamado el Noble Camino Óctuple. Estas áreas son visión correcta, intención correcta, expresión correcta, acción correcta, sustento correcto, esfuerzo correcto, atención correcta y concentración correcta. Las primeras dos son comúnmente clasificadas como aspectos de “sabiduría”, las siguientes tres pertenecen a una “conducta ética”, y las últimas tres reflejan los aspectos de la “concentración”.

Un aspecto importante que debe ser hecho más explícito es – desde la perspectiva Budista – el vínculo causal esencial entre cada uno de estos aspectos: entre los pensamientos, las palabras, las acciones y los efectos. Tomar este marco causal en cuenta invita a entendimientos más cuidadosos y mesurados de los efectos potenciales de nuestra expresión. Green habla sobre los efectos sobre uno mismo y sobre los otros, los efectos tanto de la expresión correcta como la incorrecta. La doctrina Budista nos da bastantes detalles sobre estos efectos, incluyendo los efectos psicológicos, los efectos emocionales, las formas en que la expresión y el pensamiento condicionan pensamientos e interacciones posteriores más allá del acto inicial de expresión, las formas en que la expresión en el mundo de hoy se mueve mucho más allá de su contexto original y cuando llega a otros, sus subsiguientes reacciones psicológicas y emocionales. Y la cadena parte desde ahí, ya que esto desencadena otros actos de expresión, expandiéndose por siempre hacia fuera. Si estamos preocupados con los actos de expresión y considerando los efectos de la expresión, el más amplio contexto moral-causal del Budismo de hecho nos da mucho más con qué trabajar en este sentido.

Hay algo importante que hay que explicar en relación con lo “correcto” de la expresión correcta. Podemos pensar en este “correcto” como constituyendo una serie de normas morales pero hay algo más allá de eso. Sila, la palabra Pali para la segunda categoría del Noble Camino Óctuple que contiene la correcta expresión, es traducida algunas veces como “moralidad” y otras como “conducta ética”. Los comentarios Budistas conectan Sila no solo con la moralidad sino con otros conceptos relacionados de “armonía” y “coordinación”. Eso parecería estar de acuerdo con la tercera admonición relacionada con la correcta expresión, no ser divisivo en la expresión de uno. De forma importante, para los Budistas estos conceptos relacionados no se refieren únicamente a la armonía entre personas sino a la armonía al interior del individuo, armonía entre esas áreas que comprenden el camino óctuple.

Lo que esta idea de armonía sugiere es, que la correcta expresión no puede sostenerse sola. Queda tanto empobrecida como incompleta cuando se desprende de sus otros referentes dentro del camino noble, prácticas tales como la visión correcta y el entendimiento correcto. Y no podemos olvidar que, a pesar del impulso de universalizar estas normas de la conducta correcta, hay un sentido particularmente Budista de la visión correcta y el entendimiento correcto. Esto incluye un grupo de proposiciones ontológicas y epistemológicas relacionadas con las que son realmente las condiciones de existencia y cómo debemos conocerlas o entenderlas.

Ahora, esto puede parecer no relacionado con el argumento de Green, teniendo en cuenta que la visión de la realidad del Budismo y esta noción más profunda de lo que constituye lo “correcto” no es algo que sea compartido universalmente, posiblemente ni siquiera por muchos Budistas! Pero yo argumentaría que este contexto moral más amplio puede igual decirnos algo importante sobre la noción de la expresión correcta y sobre las normas de expresión derivadas de estos principios. Para hacer eso, me gustaría considerar las formas en que algunos Budistas han hablado sobre los propósitos de la expresión correcta.

Una Budista Zen llamada Patricia Phelan ha dicho que “expresión correcta significa usar la comunicación como una forma de expandir el conocimiento de nosotros mismos y de otros y como una forma de desarrollar visión”. Así que desde esta perspectiva, el último propósito de la correcta expresión no sería el lugar donde Green termina su análisis, teniendo en cuenta que podríamos usar instituciones legales o políticas para guiar acciones tales como la expresión. En cambio, es primordialmente vista como una práctica orientada hacia el desarrollo y purificación moral interna. El famoso académico y traductor Budista Bhikkhu Bodhi explica que el tipo de beneficios públicos de la expresión correcta, tales como aquellos que Les discute, son de hecho beneficios secundarios; son subproductos del enfoque primario, que es el cambio interno.

Esta diferencia de enfoque es importante. Todas las prácticas en el Noble Camino Óctuple buscan reducir atta, el “ego” o “egocentrismo”. Si sólo nos enfocamos en los beneficios sociales y si despegamos la expresión correcta como una práctica de su orientación primaria de romper el yo egocéntrico, perdemos mucha de su base moral. Si reinsertamos el yo a nuestra evaluación, no sólo como sujeto que produce actos de expresión sino también como objeto en un proceso causal que los actos de expresión generan (recordemos la vasta interconectada red de efectos en relación con los estados psicológicos y emocionales), tenemos un mejor panorama de las formas en que podríamos fomentar socialmente la correcta expresión, pero también una visión más clara de las limitaciones inherentes de esta aproximación.

Así que los Budistas pueden argumentar que, mientras que promover normas de correcta expresión puede parecer una buena práctica, es al final menos efectivo porque no ha comenzado lo suficientemente temprano en el continuo causal. Esto es porque los actos de expresión se originan en la mente, en los pensamientos. Distinguir entre la expresión incorrecta y correcta, y después cultivar esta última, primero requiere atención al pensamiento correcto. Esto también nos puede ayudar a discernir un entendimiento más profundo de la categoría de expresión ociosa, más allá de lo superficial. Hay mucho de búsqueda interior – los menos generosos pueden llamarlo mirarse al ombligo – en los mensajes Budistas en lo que las personas tratan de reflexionar sobre sus intenciones al postear un comentario y sobre el pensamiento que informa su eventual acto de expresión digital.

El hecho de que la expresión correcta pretende ser parte de una práctica de purificación moral, sin embargo, también llama nuestra atención a sus limitaciones, especialmente dentro de un contexto legal liberal. La vida política puede requerir (o al menos querer preservar) formas de expresión que claramente estarían en violación de la letra o el espíritu de estas guías de expresiones que deben ser evitadas. La expresión de rabia o divisiva sólo llevaría a mayor rabia o mayor división; el ridículo sería el germen de un ciclo que podría generar vergüenza, rabia, soledad o venganza. Este tipo de expresión ciertamente no hace parte de la meta Budista de fomentar una práctica diaria sin culpa de expresión sana. Sin embargo puede ser un medio para una finalidad mayor, tales como separar un aparato militar destructivo del control de un partido autoritario o debilitando la legitimidad de un dictador cruel frente a un sector de la población.

Las normas que el Buda genera para guiar la práctica de la expresión son apropiadas para el progreso moral en un camino que busca en últimas, remover todas las preferencias y llevar a una existencia completamente despegada dentro del mundo, no comprometida con los deseos del yo o con cualquier otra obligación. Generan una actitud apropiada hacia la expresión cuando es entendida en el contexto de las otras siete prácticas del camino. Sin embargo es esta muy moral orientación la que revela los límites de aplicación de estas normas de expresión en un contexto social más amplio. Las demandas de justicia pueden requerir expresiones que son, desde una perspectiva Budista, “equivocadas”, o por lo menos, podemos querer desarrollar normas de expresión que nos dejen libres de aplicar este tipo de expresiones útiles (aunque poco sanas), aunque esto disminuya nuestro progreso en un camino moral más largo.

Este reto refleja demandas en conflicto que salen a la superficie a menudo dentro de la filosofía Budista: ¿Cómo balanceamos la necesidad de ecuanimidad en relación con los asuntos mundanos y al mismo tiempo mantenemos nuestros corazones abiertos al sufrimiento de otros, desarrollando la intensidad que requiere la lucha por la justicia social?

Matthew J Walton es Aung San Suu Kyi Senior Research Fellow en Estudios Burmeses Modernos Modern, St Antony’s College, University of Oxford.

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Debate sobre la Libertad de Expresión es un proyecto de investigación del Programa Dahrendorf de Estudios para la Libertad en el St Antony's College de la Universidad de Oxford. www.freespeechdebate.ox.ac.uk

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