La razón por la que la editorial universitaria Yale University Press no publicó las caricaturas danesas

Joch Donatich, director de la editorial universitaria Yale University Press, explica y defiende su decisión de no incluir ilustraciones en el libro de Jytte Klausen.

La controversia sobre la decisión de Yale University Press de publicar el libro The Cartoons that Shook the World (Las caricaturas que conmovieron al mundo) sin reproducir las caricaturas duró varios meses luego de la publicación del libro en el 2009. La omisión de las caricaturas y de otras imágenes del Profeta Mahoma, enfureció a mucha gente, quienes lo vieron como un caso de censura o como un compromiso de integridad académica. Yo todavía creo que ninguna de tales razones fue el motivo de ello.

¿Habría mejorado el libro con la inclusión de las ilustraciones? Quizás, pero el lector del libro pronto descubriría que no se trata de un análisis gráfico de las caricaturas o una historia de representaciones del Profeta Mahoma. Más bien, es una historia intrépida de detectives que investiga la naturaleza y fuente de las protestas que siguieron tras la publicación de las caricaturas danesas. Es un análisis académico de cómo se moviliza y utiliza políticamente el disentimiento y de cómo se cometen y amplifican desacuerdos entre las culturas.

El New York Times, en su editorial de febrero del 2006, defiende su propia decisión de no imprimir las caricaturas como una «elección razonable para las organizaciones informativas que generalmente se abstienen de recibir agresiones gratuitas debido a símbolos religiosos, especialmente porque las caricaturas son muy fáciles de describir». En su libro, Klausen hace un trabajo maravilloso al describirlas.

Las caricaturas son deliberada y gratuitamente grotescas e insultantes. Se diseñaron para entablar pelea. Tenían la intención de lastimar y provocar. En el mejor de los casos, son de muy mal gusto. La editorial universitaria no las hubiera comisionado o publicado nunca como contenido original. Ya estas razones serían suficientes para no imprimirlas.  Adicionalmente, las ilustraciones están disponibles ampliamente. Usted las puede ver en Wikipedia o en otras docenas de sitios. Y finalmente, existía un argumento que presentar y era que la impresión de las caricaturas y sus ilustraciones simplemente perpetuarían los desacuerdos y reencendería el propio conflicto que intenta analizarse de manera balanceada y académica.

Consideramos todos estos puntos. Sin embargo, por sí mismos, no eran suficientes para hacernos cambiar de curso. Luego de leer el manuscrito de Klausen, levanté el teléfono y le dije cuanto admiraba el libro, pero que mantenía una ambivalencia sobre la publicación de las caricaturas. El contrato del libro no nos obligaba a imprimir las ilustraciones, pero se habían sostenido innumerables conversaciones sobre la posibilidad de hacerlo. Le ofrecí a la autora la opción de llevar el libro a otra editorial que publicaría el libro con las caricaturas intactas. La autora no quería dejar a Yale University Press y creía firmemente que no había riesgo de violencia como consecuencia de su publicación.

Aún así, yo tenía mis dudas y llevé el caso a la universidad, ya que estoy obligado a ello cuando están involucrados asuntos de seguridad pública respecto de los estudiantes y el personal. No soy un experto en seguridad y no sentía que podíamos ser descuidados sobre los riesgos en el campus y hacia la gran comunidad internacional de Yale. Lo sabía, en mi corazón, cuando caminaba por el campus y observaba a los estudiantes clamar enérgicamente fuera de los salones de clase que ellos no se habían inscrito para el tipo de conflicto que podía iniciarse con la publicación de las caricaturas. Conocíamos por la propia cronología de Klausen que la publicación original de las caricaturas en el 2005 por parte de un periódico danés había llevado a una serie de incidentes violentos alrededor del mundo y más de 200 muertes. Reediciones de las caricaturas han resultado repetidamente en violencia global, tan reciente como en el año 2008, unos tres años después de la publicación original y tiempo después de que las imágenes estuvieran disponibles sin Internet. Sentí una sensación de empatía con Penguin Press cuando decidieron recoger el libro de Wendy Doniger sobre el hinduismo en la India y declararon: «Tenemos la responsabilidad moral de proteger a nuestros empleados contra amenazas y acosos donde podamos».

En nombre de la editorial universitaria, la Universidad de Yale consultó a un número de académicos senior, diplomáticos y expertos en seguridad nacional. La abrumadora opinión de los expertos con el mayor entendimiento sobre las amenazas de violencia era que existía una posibilidad considerable de la ocurrencia de actos violentos si las caricaturas u otras representaciones del Profeta Mahoma se imprimían en un libro sobre las caricaturas publicadas por Yale University Press.

Al final, decidí que la editorial universitaria omitiría las imágenes, sabiendo que este era el tipo de decisiones que no podían tomarse sin consecuencias negativas. Mucha gente sintió que mi elección era impolítica o políticamente incorrecta o simplemente equivocada. Sin embargo, creo que fue una decisión responsable, basada en principios, práctica y que era lo correcto. A la postre, es importante hacer notar que Press no suprimió ningún contenido original.

En el amplio debate que siguió, la autora trató de re-direccionar la conversación hacia los asuntos que describía el libro. Y así lo hizo también el editor. En lugar de eso, nos encontramos atrapados en la dinámica misma sobre la que nos había advertido Klausen. Comparando sus entrevistas con los protagonistas sobre las caricaturas con la historia de Kurosawa en Rashomon, Klausen escribió: «Cada uno entendió los hechos de manera diferente y carecía de las herramientas para comprender los razones que motivaron las acciones de los otros […]. La moraleja fue que las interpretaciones son más importantes que las realidades objetivas».

John Donatich es el director de Yale University Press.

Para conocer el propio relato de Jytte Klausen sobre esta historia, vea su entrevista con Timothy Garton Ash.

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Comentarios (2)

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  1. Tu comentario está pendiente de moderación.

    The right thing to do would have been either to publish the cartoons OR make a very, very big statement by closing down Yale Press altogether. What you did instead was cave into those Muslims who fervently hate the First Amendment. Possible threats of violence (the heckler’s veto) does not negate the First Amendment in America, but apparently it does at Yale. Your excuse is lame and pro-Sharia law. Yale should be a model, not of self-censorship, but rather of freedom and the Constitution…
    G. Tod Slone, Ed.
    The American Dissident (Yale is surprisingly a subscriber!)

  2. Here is the cartoon sketch I did on Klausen and Donatich.
    http://wwwtheamericandissidentorg.blogspot.com/2009/08/academic-censorship-redux-ad-infinitum.html
    Klausen responded, but not Donatich.

    G. Tod Slone, Ed.
    The American Dissident

  3. How did we come to such a place? Where the mere depiction of a long dead «prophet» can incite people to murder in the name of religion, and the re-publication of these same readily available images can cause a western publication house to fear for the safety of it employees and students? (I’m speaking rhetorically here… I understand all too well how the human race came to such a sorry place)

    Elsewhere on this blog, Iranian cleric Mohsen Kadivar argues that insulting religion should be a crime. He also defends Islam, by saying that those who follow the Qur’an «and the authentic tradition of the prophet» know that freedom of speech and religion is recognized. He seems to argue that it is only when Sharia law is enforced that these ridiculous outbreaks of violence in the name of disrespecting their profit can be explained. While I disagree with his conclusions in the strongest possible terms, I’m glad to see an actual muslim cleric write the following:

    «a) Though Islam considers itself the rightful divine religion, it has accepted the diversity and plurality of religions and thoughts, regardless of truth or false, even blasphemy, polytheism and atheism as a reality in this world. It has therefore left the qualification of their truthiness to be determined on the Day of Judgment.

    b) People are free to choose their beliefs and their religion and no one can be forced to accept or deny any faith.

    c) No one is to be punished in this life for believing in any given religion. A crime is associated with an action and a not a particular faith or belief.

    d) No one is to be punished for changing religions or leaving a faith such as Islam. Placing any sort of worldly punishments, such as execution, for apostasy is against Islamic principles.

    e) No one can be forced to observe Islamic obligations and abstain from the prohibited.

    f) Criticising religious beliefs is inherent within a free Islam and holds no punishments, neither in the worldly life nor in the afterlife.

    g) Insulting, ridiculing and scorning religious beliefs, including Islam, is unrighteous and a violation of the integrity and dignity of its believers. According to the Qur’an, insulting atheistic beliefs is also prohibited.»

    So as an atheist, I’m in the clear with Islam. Whew! That is a relief!

    Still, I can’t help but wonder, how muslim clerics can sleep at night, knowing that their followers are capable of being stirred to murderous rage, in the name of a cartoonish insult to their profit…

    I think it’s time that more of the liberal westerners among us (myself included) realize that by hiding behind political and religious correctness, we more tightly ensnare the moderate muslim community in the hi-jinx of their more radical brothers and sisters. The enemy of civilization and peace is sharia law, not the muslim religion. Can they be disentangled from one another? I certainly hope so.

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Debate sobre la Libertad de Expresión es un proyecto de investigación del Programa Dahrendorf de Estudios para la Libertad en el St Antony's College de la Universidad de Oxford. www.freespeechdebate.ox.ac.uk

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